Relato de alguna experiencia
de una resolución de un problema.
En una ocasión dentro del
grupo una alumna se sintió mal porque según ella un compañero le quebró su
cantimplora, lo cual sucedió pero no fue a propósito. El niños al mover la
mochila cayó la cantimplora al piso y por el impacto se quebró, la niña lloraba
y decía que su mamá le iba apegar. La tranquilicé un poco diciéndole “haber
vamos a ver qué se puede hacer” y le
pregunté que le parecía si pegábamos con cinta para que así siguiera
funcionando. Empezamos a hacerlo y ella más calmada me ayudó, por fin forramos
toda la cantimplora con la cinta y le echamos agua y no tiró. Le dije que
serviría por poco tiempo pero que ella podía explicarle a su mamá que fue un
accidente y así sucedió, no la regañaron y la cantimplora al poco tiempo la
desechó porque ya no sirvió, pero, eso que hicimos sirvió para tranquilizarla y
evitar que peleara con su compañero. En ese momento me sentí agusto porque la
niña se tranquilizó.
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